Las estadísticas sobre la RCP ponen de relieve la importancia de administrarla a tiempo en situaciones críticas. La RCP inmediata puede duplicar o incluso triplicar las probabilidades de supervivencia de una persona que sufre una parada cardiaca. Retrasar la RCP unos minutos puede reducir drásticamente estas probabilidades. La intervención rápida es esencial, ya que el daño cerebral puede empezar a producirse en 4-6 minutos sin oxígeno. Cada minuto sin RCP, la tasa de supervivencia disminuye en un 10%. Por lo tanto, aprender y administrar rápidamente la RCP puede mejorar notablemente las posibilidades de salvar una vida durante una emergencia cardiaca.